El síntoma del lugar: esquizofrenia y medio ambiente

La naturaleza agujerea y descompone la esfera de forma que su superficie está en todas partes y su centro en ninguna.[1] Es así como nos hace una pregunta incesante que para realizarse requiere de todas las formas y movimientos imaginables: «¿Quieres verme?»[2].

Daniel Barbé Farré
Barcelona, España (1968)
www.morfia.net

En memoria de Raquel Aitana, danzando entre paisajes inestables.

 

La naturaleza agujerea y descompone la esfera de forma que su superficie está en todas partes y su centro en ninguna.[1] Es así como nos hace una pregunta incesante que para realizarse requiere de todas las formas y movimientos imaginables: «¿Quieres verme?»[2].

UN GUSANO TUSCULANO EN EL HUERTO CICERONIANO[3]

El paisaje se entiende de muchas maneras, pero estos diferentes sentidos se refieren a una sola cosa: el trabajo de la cultura sobre la naturaleza.[4] Así como los organismos perturban el sedimento en el que viven, la cultura excava, perfora, se arrastra y se alimenta de la naturaleza que actúa como su sustrato. La perturbación de la cultura sobre la naturaleza produce el paisaje. La cultura no sería el depósito que anticipa un estrato, sino su perforación.

En el proceso de culturbación[5], para llegar a un lugar hay que atravesar muchas capas, y el agujero por donde pasamos se va llenando con una mezcla de antiguos sedimentos y nuevos objetos recién troceados que han caído desde la superficie del presente; es allí donde se produce el horizonte de sucesos.[6] El paisaje se vuelve un laberinto para gusanos: lo que parecían estratos homogéneos son miles de agujeros rellenos de sedimento que volvemos a mezclar cada vez que pasamos. En el trabajo de excavar el agujero se atraviesa el tiempo. El sustrato original está totalmente resedimentado, por eso es imposible ver la naturaleza desde la cultura. Pero, ¿cómo puede acaso la naturaleza representar realmente «lo natural»?

¿Cómo se sedimentan los actos personales? Nudos borromeos atravesando estratos tusculanos.[7] El paisaje, lo simbólico, se ha complicado lacanianamente: el humus de lo real está siendo digerido por lo imaginario, allí donde veíamos un huerto ciceroniano ahora vemos un campo freudiano. Los caminos de gusano se reanudan anudándose entre hiatos de tiempo.[8] El síntoma del lugar se produce con el olvido del paisaje que sólo se hace visible por su ausencia.

EL COMPLEJO DE GEA

La suplantación del paisaje por el «medio ambiente» ha supuesto la pérdida del inframundo; en las fuentes ya no brota Mnemósine, sino Leteo, poco a poco nos vamos olvidando de la musa. El Complejo de Gea es un estado de impotencia provocado cuando el deseo creativo se suplanta por la recopilación de restos. Las personas que lo sufren encuentran placer en liberar residuos, que ven como monstruos atrapados en la matriz tartárica de la naturaleza y buscan exhibirlos en público. Cualquier resto podría ser el fragmento de una escultura perdida cuya belleza nos devolvería un mundo.[9]

En el centro de Cataluña se encuentra una de las cuencas mineras más ricas en potasa del mundo. Desde la sustitución industrial del nitrato de Chile, la potasa mineral pasó a ser un componente estratégico de los fertilizantes, pero se extrae mezclada con diferentes tipos de sal que es necesario separar. Lo más barato, tras su extracción en las minas de Sallent, era acumular el residuo salino directamente en el suelo, sin darle ningún tratamiento. A medida que las minas perforaban decenas de kilómetros de galerías la sal sobrante iba formando una montaña: se llegaron a depositar seis mil toneladas en un solo día. Con cuarenta millones de toneladas, hacia el 2015, la montaña pasó a ser la más alta de la comarca del Bages… y la mina cerró. Nadie sabía qué hacer con la sal, hubiesen hecho falta diez trenes diarios durante cincuenta años, recorriendo setenta kilómetros para disolverla en el mar. Después de algún intento fallido para taparla dejando el problema a las generaciones futuras, allí se quedó. Pasaron decenas de años, las lluvias torrenciales se hicieron más frecuentes y la sal llegaba al río en concentraciones suficientes para impedir la agricultura. Años más tarde, después de una fuerte sequía, la concentración salina en el río se hizo tan alta que imposibilitó su potabilización: estábamos en crisis económica, no se pudieron renovar las plantas desalinizadoras y hacia el 2084 tuvimos que abandonar Barcelona.

Cuando las ciudades abandonadas río abajo solo sean monótonos estratos polvorientos sin una sola pared en pie que recuerde un edificio, la montaña de sal seguirá brillando y salinizando. También habrá creado especies nuevas: desde finales del siglo XX algunos peces del Llobregat resisten el triple de salinidad que cualquier otro congénere. Hemos levantado un monumento al futuro[10] capaz de naturalizarse más que la propia naturaleza, citando a Robert Smithson, quien cita a Nabokov: «El futuro es lo obsoleto al revés» (Smithson 1966).

EL DOBLE VÍNCULO DE LA SOSTENIBILIDAD

La paradoja del desarrollo sostenible es esquizofrénica como la doble-pinza[11] de Gregory Bateson: en un lado crecimiento y en el otro sostenibilidad, una pareja incompatible que se cierra atrapando al ciudadano. La sostenibilidad es el espejismo de la redención de culpa dentro del crecimiento capitalista, pero se trata de una redención que solo se produce para volver a especular con el mundo. No hay crecimiento sostenible.

Las previsiones de crecimiento van acompañadas de anuncios de sostenibilidad. Cuando la mercancía es el territorio mismo, el paroxismo de la sostenibilidad alcanza cotas epidémicas: entre 2006 y 2016 se ha pronosticado la migración estadística a Cataluña de hasta setecientas mil personas.[12] Para acogerlas el gobierno ha decidido construir nuevas ciudades llamadas «Áreas Residenciales Estratégicas».[13] Estas urbes funcionarán como nodos de concentración de grupos deslocalizados que ya no pueden permitirse el costo de vivir en las ciudades tradicionales. Han sido planificados directamente por el gobierno con todos los detalles urbanísticos reglamentados y se acogen a un procedimiento de urgencia que impide de facto la participación ciudadana. A falta de suelo público de calidad se ubican en zonas inundables.

Estos incrementos de población de hasta un 20% en veinte años nunca se cumplen, pero funcionan como justificación para invertir los fondos del Estado en todo tipo de epopeyas urbanísticas. Primero el Estado hace las estadísticas y luego las estadísticas hacen al Estado. ¡Hay que generar espacio para las estadísticas!

LA MÁQUINA MEDIOAMBIENTAL

La institución del espacio y sus regímenes sobre el territorio dependen de la máquina medioambiental. «Medio ambiente» es un pleonasmo capitalista que establece una circulación cerrada cortando las líneas de fuga del paisaje: no se puede escapar del medio al ambiente. La máquina produciría una desterritorialización paranóica del paisaje en la máquina social. La máquina medioambiental fabrica sistemas descomponiendo lugares.

El «medio ambiente» es la plusvalía del paisaje. El grado de contaminación permite la regulación monetaria entre distintos lugares. La inflación sostenida acaba produciendo paisajes parásitos: seudo-paisajes que ocupan de forma oportunista el lugar del paisaje. Estos crecen rápidamente alimentados por la descomposición del lugar, tienden a llenar todo el espacio disponible y, a diferencia de la sustitución de un paisaje por otro, no tienen espesor ritual: son anómicos. El capital se agencia el territorio y el nuevo territorio es siempre productivo.

INCERTIDUMBRE CALCULADA

Nada hay más espantoso que la ignorancia activa.
Goethe

La ignorancia activa se produce al decidir ignorar, al descartar deliberadamente un hecho evidente. La administración planifica la ausencia de datos para evitar abordar problemas ambientales, nos sumerge en una incertidumbre calculada.

En menos de diez años se ha formado una laguna salobre de cien hectáreas y de hasta quince metros de profundidad, que inunda invernaderos y amenaza las casas de Las Norias de Daza, una pedanía de El Ejido en Almería. La laguna es consecuencia de la extracción de tierras utilizadas para construir los invernaderos. La administración se muestra incapaz de aclarar cómo puede solucionar el problema y opta por poner señales de «peligro indefinido» en las carreteras semi-hundidas que cruzan la laguna. ¿Cómo nos podemos proteger de un peligro «indefinido»?

LA DESAPARICIÓN DEL PAISAJE

El «arreglo espacial»[14] puede hacer desaparecer el paisaje. El Área Residencial Estratégica de Martorell está planificada en una zona periódicamente inundable donde no se podría construir. El conflicto entre realidad fluvial y ficción urbanística se ha resuelto realizado un estudio de inundabilidad que solo consta de páginas en blanco firmadas y numeradas (Incasol 2009). Por primera vez se muestra públicamente un «blanco» técnico como forma de descripción de un proceso natural. Casi un siglo después del blanco pictórico de Malevitch (1918), y medio siglo después del blanco sonoro de Cage (1952), dentro de la administración catalana, un funcionario de la Secretaría para la Planificación Territorial consigue desmaterializar el documento y certifica la existencia del blanco administrativo puro.

De la misma manera que el blanco administrativo puede ser leído como una obra de arte, el blanco pictórico puede ser leído como una obra administrativa: «Cuando la conciencia haya perdido la costumbre de ver en un informe la representación de un rincón de naturaleza, veremos la obra puramente administrativa».[15]

FORMAS DE ESCAPAR DEL MEDIO AMBIENTE

Hay que cortocircuitar el poder en el territorio con prácticas esquizo, rescatar el paisaje del medio ambiente. Encontrar un bosque en un musgo, una montaña en la superficie fracturada de un bloque de piedra; dejar que unos lugares resuenen en otros como rimas de una lengua hecha de muchas lenguas, como esas palabras mezcladas que usaban los viajeros para entenderse en cualquier parte. La épica es un cambio de escala, un viaje.

Los pacientes del antiguo Manicomio de Sant Boi de Llobregat en Barcelona salían en secreto del hospital para construir la obra de Gaudí. Hicieron el banco ondulado del Parque Güell, la Sagrada Familia o la Pedrera; previamente habían ensayado estas obras en el Jardín del Manicomio. Establecían una línea de fuga del arte oficial hacia la clandestinidad de la enfermedad mental. En el Jardín del Manicomio todavía quedan restos de lo que fue el trabajo arquitectónico de los enfermos como práctica terapéutica. ¿Se pueden rastrear los síntomas de la enfermedad en una obra y a la vez interpretar la enfermedad como ruina, como erosión? ¿Podemos leer el paisaje como síntoma psíquico convirtiendo la interpretación de las ruinas, de la contaminación o de las infraestructuras en significante?

Los archivos están institucionalizados, los grupos locales deberían poder rescatar de la institución-museo su memoria ambiental para relatar su propia historia. Cada paisaje contiene la memoria de sus transformaciones. Narrar un paisaje es poner en circulación la cultura local a la búsqueda de su propio origen y de los límites de su memoria. Los procesos ambientales no son más que rastros de cultura. Las dinámicas, los flujos, los límites son el argumento.

EPÍSTOLA PARA UN CERDO

Nunca fuiste un cuerpo sin órganos[16], el capitalismo te dio riquezas y el saber disfrutarlas… ¿qué más podría desear una nodriza cariñosa para su hijo de pecho?… Si es juicioso y sabe decir lo que piensa, si goza de trabajo bien remunerado, su minuto de fama, asistencia sanitaria y puede hacer turismo sin que se le agote la cartera.

La nieve se acumula encima de las ciudades, entre esperanzas y afanes, entre temores e iras… Ten cada día que amanece por el último de este sistema-mundo.[17] Todavía sigue nevando riqueza pero esta acumulación incesante del capitalismo está a punto de desprenderse:[18] ha llevado mucho tiempo cortar los árboles, contaminar los mares y la atmósfera, ha llevado mucho tiempo construir ciudades debajo de montañas de beneficios intangibles. El «arreglo espacial» se ha quedado sin salida, el tiempo ha aniquilado el espacio[19] y no se puede huir hacia ninguna parte, seguiremos siendo consumidores hasta el final. El secreto sucio del capitalismo[20] era dejar gigantescos espesores de cuentas sin pagar, facturas sociales y ambientales que el Estado ya no puede asumir y que, bajo el sol poniente de la mercancía,[21] caerán como aludes sobre nuestras casas. Un alud no se comporta como un estrato, no está ordenado jerárquicamente según la gravedad de la economía, es un flujo no-newtoniano que destruye la relación costo beneficio, es imprevisible y a la vez inevitable. Cuando contemplo la ciudad en que he nacido y he sido amado, no puedo dejar de pensar en aludes. Bienvenida será cada hora que se añada, inesperada; la dedicaremos a escribir.

Intento aniquilar el tiempo mediante el espacio, interpretar el paisaje como un cuerpo. Estoy gordo y lustroso, la piel bien cuidada. Cuando tengáis ganas de reír venid a verme bailar: soy el último cerdo de la piara de Epicuro.

DANZANDO ENTRE PAISAJES INESTABLES

Este juego insensato de danzar.[22] La danza consiste en saber desocupar el espacio, dejar un vacío tras un cuerpo, una posibilidad de lectura. La locura de danzar el juego insensato entre razón y sinrazón es la relación que no se establece entre movimiento y lugar sino mediante la producción de danza entre cuerpo-signo y espacio-texto. Danzar como des-obra, como des-ocupación que se produce a través del espacio atravesándolo, desarrollando una dramaturgia del lugar. Un paisaje se puede narrar entre un cuerpo y su ausencia: la crisis de los lugares expresada en el filo del equilibrio de un gesto. Un cuerpo puede ser un acento, una falta de ortografía en el medio ambiente, un signo llameante entre las cenizas de un paisaje borrado.

La performatividad une las geografías del cuerpo a las geografías del paisaje. Los activismos son esculturas sociales. La danza se convierte en una acción política cuando muestra la destrucción de un lugar y devuelve la cultura al paisaje. La danza es la trampa tendida en el espacio a partir de la cual el lugar se vuelve relato mientras el movimiento va hacia la ausencia de cuerpo.

NOTAS

[1] La esfera de Pascal era comestible.

[2] El «verme» es ciego.

[3] Durante su exilio en Túsculo, Cicerón definió la cultura como el cultivo del alma: «la cultura animi», que pone a las almas «en estado de recibir semillas» (Cicerón 1948, 80).

[4] Cultura y naturaleza se desdoblan en «cultura de la naturaleza» y «naturaleza de la cultura».

[5] La culturbación es el trabajo de la cultura sobre el paisaje al igual como los organismos producen la bioturbación del sedimento.

[6] Esta frontera se caracteriza por representar el punto de no retorno, a partir del cual ya no puede existir otro suceso más que la caída hacia el interior.

[7] Icnofauna de gusanos borromeos descubierta recientemente en Túsculo (Morfia 2013, 6101).

[8] Los agujeros de gusano entre tiempos diferentes también son conocidos como puentes de Einstein-Rosen.

[9] Se liberan los monstruos encerrados en el vientre de Gea (Hesíodo 2000, 18).

[10] El pasado es un monumento a lo nuevo.

[11] «Double-bind», término creado por Bateson en 1969 traducido como «doble vínculo afectivo», situación contradictoria que lleva al sujeto al bloqueo esquizofrénico (Deleuze y Guattari 1988, 47).

[12] Previsiones del horizonte de crecimiento alto hechas por el Institut d’Estadística de Catalunya – Idescat (Agència Catalana de l’Aigua 2007).

[13] El Gobierno de Cataluña planificó la construcción de 73 Áreas Residenciales Estratégicas (ARE) que implicaban edificar unas cien mil viviendas hasta el año 2016. En algunos casos, como en Martorell, se ha pasado a la fase de expropiación y promoción pero todavía no se ha llegado a construir ninguna.

[14] Traducción del concepto «spatial fix» de David Harvey (2001, 23).

[15] «Cuando la conciencia haya perdido la costumbre de ver en un cuadro la representación de un rincón de naturaleza veremos la obra puramente pictórica» (Malevitch 1916).

[16] Paráfrasis de la Epístola IV del libro I de Horacio. «Tú no eras un cuerpo falto de espíritu. Los dioses te dieron belleza, riqueza y el saber disfrutarla […]» (Horacio 1927, 81).

[17] Propuesta de sistema-mundo. Análisis económico de la globalización realizado por Immanuel Wallerstein y Giovanni Arrighi (1998).

[18] La nieve que se acumula en las ciudades es lo que David Harvey describe como «sistema secundario de acumulación» (1977, 46).

[19] La aniquilación del tiempo por el espacio es descrita por Marx (1983) como la base geográfica del crecimiento capitalista.

[20] Immanuel Wallerstein lo llama el «dirty secret» o los trapos sucios del capitalismo (1998, 2).

[21] Véase la película El Capital. Noticias de la antigüedad ideológica, Alexander Kluge, 2008.

 

REFERENCIAS

Agència Catalana de l’Aigua. 2007. L’estalvi d’aigua a Catalunya. Taula Tècnica del II conveni ACA-FNCA. Barcelona: Generalitat de Catalunya. Departament de Medi Ambient i Habitatge.

Barbé, Daniel. 2010. «The Therapeutic Garden: Gaudí and the Patients of the Former Sant Boi Mental Hospital». In Contributions to Science vol. 6, n.° 1. Barcelona: Institut d’Estudis Catalans.

Blanchot, Maurice. 2008. La conversación infinita. Madrid: Arena Libros.

Cicerón, Marco Tulio. 1948. Tusculanes, I. Eduard Valentí (trad.). Barcelona: Fundació Bernat Metge.

Deleuze, Gilles y Félix Guattari. 1988. Mil Mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. Valencia: Pre-textos.

Einstein, Albert and Nathan Rosen. 1935. «The Particle Problem in the General Theory of Relativity».
In Physical Review 48. Cornell: American Physical Society.

Harvey, David. 1977. Urbanismo y desigualdad social. Madrid: Siglo XXI.

Harvey, David. 2001. «Globalization and the “Spatial Fix”». In Geographische Revue, Zeitschrift für Literatur und Diskussion, Jahrgang 3. Heft 2; págs. 23-30.

Hesíodo. 2000. Obras y fragmentos. Aurelio Pérez Jiménez (trad.). Barcelona: Gredos.

Horacio Flaco, Quinto. 1927. Satires i Epístoles. Llorenç Riber (trad.). Barcelona: Fundació Bernat Metge.

Institut Català del Sl – Incasol. 2009. Pla Directiu Urbanístic de les Àrees Residencials Estratègiques (ARE) de l’ àmbit del ‘Baix Llobregat. Barcelona: Generalitat de Catalunya.

Latour, Bruno. 2013. Políticas de la naturaleza. Por una democracia de las ciencias. Barcelona: RBA.

Malevitch, Kassimir. 1995 [1916]. «Del cubisme i del futurisme al suprematisme. El nou realisme pictric», en: Manifestos d’Avantguarda, Joaquim Molas (ed.). Barcelona: Edicions 62.

Mallarmé, Stephane. 1994. Fragmentos sobre el libro. Murcia: Colección de Arquilectura 39, COAT.

Mayoral, Eduardo. 2001. «Pistas fósiles de artrópodos», en: Bol. SEA (Sociedad Entomológica Aragonesa) n.° 28, págs. 15-33. Conferencia presentada en IX Congreso Ibérico de Entomología, Zaragoza, julio del 2000.

Marx, Karl. 1983. El Capital. Llibre primer. Jordi Moners i Sinyol (trad.). Barcelona: Edicions 62.

Merleau-Ponty, Maurice. 1975. Fenomenología de la percepción. Barcelona: Península.

Smithson, Robert. 1966. «Entropía y los nuevos monumentos», en: Artforum, junio.

Wallerstein, Immanuel. 1998. «Ecología y costos de producción capitalistas: no hay salida», en: Iniciativa Socialista, n°. 50. Madrid.

 

 

SITIOS DE INTERNET

Archivo de Paisajes Inestables, Barcelona. 2013.
www.morfia.net

 

[22] «Este juego insensato de escribir» Mallarmé (citado en Blanchot 2008, 543). De hecho, «escribir es producir la ausencia de obra (la desobra)», para el propio Blanchot (545).