La redefinición de los espacios de creación y acción

Iniciativas transdisciplinarias críticas que integran en su constitución y desarrollo, pensamiento y acción, arte y ambiente.


La redefinición de los espacios de creación y acción

 

Revista ERRATA #10

Ala Plástica

La Plata, Argentina (1991)
Alejandro Meitin y Silvina Babich

www.alaplastica.org.ar
http://facebook.com/Alaplastica

 

 

A continuación comentaremos ciertas iniciativas transdisciplinarias críticas que integran en su constitución y desarrollo, pensamiento y acción, arte y ambiente. Estas iniciativas comprenden estrategias y acciones comunicativas ligadas a contextos sociales que contrastan con la ideología modernista de la neutralidad del arte, ya que operan no solo entre los presupuestos discursivos y los sitios institucionales del mundo artístico y sus públicos, sino también entre los discursos del arte y los del activismo. De esta manera se abren posibilidades para que la estética transcienda sus confines disciplinarios y sus ámbitos operativos, y se reubique en una práctica artística menos orientada al espectador.

 

En las iniciativas que presentaremos, el arte es parte integrante de un trabajo compartido, producido en conjunto o mediante la negociación con grupos, activistas, asociaciones, etc. Estos colectivos forman comunidades experimentales, donde el compromiso de los participantes se da por la inmersión en su proceso de creación, y donde el pensamiento y el debate público se convierten en núcleo de la obra, que involucra a un colectivo social (a veces a toda la población de una región) en la escenificación de microutopías de interacción humana. Estas comportan un movimiento cultural enfocado en la creatividad social más que en la autoexpresión. La obra entonces se constituye como un ensamble de fuerzas y efectos que opera en numerosos registros de significación e interacción discursiva.

 

EGO-SISTEMA

Cuando en el siglo XVI el explorador español Solís llamó mar Dulce a lo que hoy es el río de la Plata, hizo evidente su principal característica natural: su dualidad. El río-mar de Solís es un gran cuenco donde los latidos marinos y fluviales se encuentran y se mezclan. El estuario es también la principal fuente de agua dulce para los más de diecisiete millones de personas establecidas en cerca de sesenta kilómetros sobre la costa Argentina, en la megaurbe del Área Metropolitana de Buenos Aires. Allí, es casi generalizada la despreocupación frente al avance descontrolado de esa metástasis invasora que plantea el proceso de conurbanización sobre ecosistemas vulnerables y muy escasos.

 

La ciudad simplemente amplía sus demandas ejerciendo una enorme presión sobre los ecosistemas costeros. Esto genera situaciones socioambientales de toxicidad con graves efectos en la calidad de vida y en la sanidad del conjunto, y acarrea conflictos de tipo social, económico y ambiental a los cuales se les presta escasa atención, ya que ocurren fuera del área urbana y no la afectan directamente. El desarrollo urbano en la región es de tal naturaleza que los centros metropolitanos en muchos casos se sienten sociedades aisladas o autosuficientes, separadas de las regiones que las rodean, lo que podríamos definir como un ego-sistema donde la planificación se enfrenta al hombre, dejando como opción única la aceptación de estas transformaciones por más tóxicas y dañinas que sean.

 

Investigaciones adelantadas sobre inmunodeficiencia reconocen que el cuerpo humano está conectado a una red de comunicaciones neuroquímicas con nuestro entorno, lo que determina en gran medida nuestra salud y bienestar. Las comunidades se identifican con los sistemas ambientalmente reconocibles a través de una totalidad comprensiva definible como la vocación del lugar. Esta integración del papel simbólico del lugar y la forma construida en el paisaje natural ha sido representada por el arte en la mayoría de las culturas. Para esto no es necesario desarrollar un sentimentalismo o un misticismo, ni siquiera un vital e intenso sentido de conexión con la naturaleza. Simplemente hace falta comprender y darle ventaja a ese sentimiento reconociendo que el ambiente, en sus manifestaciones culturales y naturales, es una extensión de quienes somos.

 

Pero frente a esta comprensión natural, la intervención sobre el medio se establece con una lectura de ocupación, basada en la idea de corredores de transporte, dividiendo zonas con base en intereses económicos y con la imaginería guiada por medios de comunicación comerciales e instituciones financieras, que cuentan apenas con algunos espacios de brillante modernidad.

 

JUNCO / ESPECIES EMERGENTES

Durante los años noventa, Argentina estaba sumida en una escandalosa corrupción política y un modelo económico que mantenía en la miseria a gran parte de la población, y que derivaría posteriormente en el estallido social ocurrido en el 2001. En ese momento, la población tomó las calles de las ciudades, confluyendo con las acciones múltiples que se venían desarrollando desde las periferias, pero que hasta el momento no tenían alcance global. Así se mostraría al mundo la crisis del capitalismo en Argentina, expresada con la frase que unió a un heterogéneo sujeto múltiple: «Que se vayan todos».[1]

 

En diciembre de 1995, la dualidad del río-mar, las características particulares de la costa del río de la Plata y la idiosincrasia de sus pobladores, constituyeron la geografía de un hacer que tomó forma a partir de una experiencia que relacionó al arte con el desarrollo de ejercicios en el ámbito social y ambiental. Con el asesoramiento de la licenciada Nuncia Tur, del Departamento de Botánica del Museo de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de La Plata, desde Ala Plástica iniciamos un ejercicio de restauración ambiental junto a pobladores, junqueros de la zona, artesanos cesteros, científicos, naturalistas, ambientalistas y representantes políticos, a partir de nuevas plantaciones, técnicas de crecimiento inducido e instalaciones temporarias realizadas con fibras naturales.

 

Para este ejercicio, dirigido a sostener el ecosistema costero en la localidad de Punta Lara (franja occidental sur del río de la Plata), se utilizó un grupo de plantas semiacuáticas y emergentes, entre ellas el junco[2]. Esta fue una iniciativa inspirada en una íntima conexión con las circunstancias locales. Contaminación de las aguas, destrucción de costas, pobreza, cultura ribereña azotada por un modelo de desarrollo unidireccional, educación no referenciada al medio, infraestructura precaria, inundaciones, etc. El trabajo también comprendió la realización de una mesa redonda de inspiración donde discutimos acerca del amenazado sistema natural costero y sobre la relación del humano con la naturaleza. En la iniciativa participaron como invitados internacionales Ian Hunter y Celia Larner, de Projects Environment (hoy Littoral Art, Reino Unido), a quienes habíamos conocido a partir de nuestra participación en el simposio de arte internacional Littoral, dedicado a la elaboración de «nuevas zonas para la práctica del arte crítico», organizado por ellos en la ciudad de Manchester en 1994. En esa misma oportunidad tuvimos la suerte de conocer a Suzanne Lacy, Helen y Newton Harrison, Grant Kester, Bruce Barber, miembros de Platform, así como a WochenKlausur, entre otros.

 

El junco crece en zonas litorales, coloniza rápidamente el suelo a través de sus rizomas subterráneos. Su emergencia provoca la creación de nuevos territorios por sedimentación, favoreciendo el ingreso de otras especies. Después de su paso por estas zonas, el agua muestra importantes reducciones de contaminantes de todo tipo. El estudio del extraordinario sistema de propagación del junco, su vocación de creación de nuevos territorios y su capacidad depuratoria, derivaron en la metáfora de la expansión rizomática y de la emergencia, para la iniciación de una serie de ejercicios interconectados en el estuario del río de la Plata. Las actividades estuvieron orientadas a sostener sistemas socionaturales amenazados, cada uno de ellos vinculado con la ecología cultural y biofísica del área, con una visión extendida sobre complejos ambientales, sociales y económicos, así como sostenida en concepciones naturalistas que activan tanto individual como colectivamente otros modos humanos de enfocarnos.

 

Las especies emergentes, a las que pertenece el junco y su expansión rizomática, nos ocuparon como modalidad creativa para comenzar un proceso de desplazamiento y de comunicación a lo largo de la costa del estuario del río de la Plata. Se identificaron grupos de actores locales y se propició un rescate socioambiental autogestionado, signado por el modelo de expansión rizomática.

 

Este modelo se refiere tanto al comportamiento de estas plantas, como al carácter emergente de ideas y nuevas prácticas frente a los estados en descomposición de las redes de relaciones, a la vez que representa un posicionamiento de cara a la supervivencia.

 

Esta iniciativa dio lugar al nacimiento de una voluntad de rescate de remanentes de cultura local, utilizando como herramienta conceptual que va fundando un tejido de similitudes y reciprocidades, la idea de rizoma, para explorar la posibilidad de desarrollo de ejercicios creativos integrados. Comenzamos de esta forma una tarea de conexión de los remanentes naturales y culturales amenazados entre sí a partir de la reflexión y la percepción de los problemas relacionados entre las estructuras urbanas y el ambiente natural, y propiciamos encuentros en puntos de tensión socioambiental, tales como escuelas con carencias, cultivadores de la franja costera del río, asentamientos poblacionales precarios, comunidades aborígenes, cooperativas, y con sectores del campo artístico y de acción ambiental.

 

La propuesta de trabajo conjunto se establecía sobre la base del fortalecimiento de capacidades para avanzar hacia nuevos y creativos modos de interpretar, desarrollar y aplicar perfiles socioambientales alternativos, de manera pública y activa, a partir de la recopilación sistemática de información territorial sustentable (microexperiencias, historias de vida, actividades productivas, proyectos funcionando, flujos de ideas, creación artística, etc.), con tendencia a la construcción de un nuevo ámbito generador de ideas e interpretaciones.

 

En esta actividad continuamos hasta hoy. Hemos generado una urdimbre de intercomunicación compleja que ha devenido en una innumerable cantidad de acciones que se desarrollan y crecen a través de la reciprocidad. Tratando problemas socioambientales, explorando modelos no institucionales e interculturales en la esfera social, intercambiando experiencias y conocimientos con productores de cultura y cultivo, de arte y artesanías, de ideas y de objetos.

 

El desafío de nuestro hacer se centra en articular fuerzas colectivas para catalizar las posibilidades regenerativas del trabajo comunitario; escrutando desde el arte como forma de conocimiento las mutaciones urbanas y los ecosistemas, y preguntando acerca de lo que los humanos somos capaces de construir o destruir, y por qué lo hacemos. A través del diálogo, narraciones fotográficas, cartografía, imágenes satelitales, dibujos, textos y mapeos que incluyen los insights de los residentes frente a acciones que lesionan el ambiente o el tejido social, movilizamos nuevos procedimientos de acción colectiva y de creatividad, generando intervenciones directas, como también la participación en investigaciones, exhibiciones, residencias y colaboraciones nacionales e internacionales.

 

En este aprendizaje reconocimos ciertos elementos básicos para la regeneración socioambiental: la comunicación y la recuperación del poder hacer. Allí nos encontraremos con el mayor valor de la experiencia, que entre los múltiples niveles de significado se traduce en un plano tan concreto como es la vida de las personas, y que devienen en un panel solar, un vivero, un módulo de comunicación, un aula o un galpón, e inciden muchas veces en el cambio de rumbo de los acontecimientos, pero que, fundamentalmente, propician el acceso a visiones más sensibles de nuestra propia situación.

 

Este tipo de aproximaciones fueron despertando interés y permitieron propagar los términos de referencia del trabajo y vigorizar la autogestión organizativa a partir de formas asociativas de base suelta y empatía mutua en el área de la cuenca del Plata[3], donde actualmente desarrollamos nuestra actividad integrados a varias redes.

 

El desafío de Ala Plástica está en articular la fuerza de estas prácticas para catalizar la posibilidades regenerativas del trabajo comunitario respetando su singularidad. No es un simple cambio de escala o perspectiva; es la posibilidad de desarrollar otra objetividad. De esta forma la mirada de la vocación del lugar se fortalece, para integrar un movimiento emergente como un área de autonomía en la que el antipoder de los remanentes culturales y naturales crece y toma su corporeidad en la cooperación, en el flujo de la vida, en la consideración de un movimiento desplegado como un hecho social. La obra instalada en este acontecimiento emerge en la experiencia de la vida colectiva y crea mundo.

 

 

NOTAS

 

 

[1] Lo que hizo única la rebelión argentina de 2001-2002, que forzó la dimisión de cuatro presidentes en menos de tres semanas, fue que no iba dirigida contra ningún partido político concreto, ni tampoco contra la corrupción en abstracto. Su objetivo era el modelo económico dominante: fue la primera revuelta de una nación contra el capitalismo desregulado de nuestros días (Klein 2009).

 

[2] Schoenoplectus californicus es su nombre científico.

 

[3] La cuenca del río de la Plata tiene una superficie de 3.200.000 km², aproximadamente un tercio del área total de los Estados Unidos y casi igual al área de todos los países que componen la Unión Europea. Desde su divisoria de aguas correspondiente, abarca parte de Argentina, Brasil, Bolivia, Paraguay y Uruguay.

 

 

REFERENCIAS

 

Klein, Naomi, 2009. «All of Them Must Go». Posted 5th of Feb. Available at: <http://www.naomiklein.org/articles/2009/02/all-them-must-go>. Accessed 23 Aug 2013.

 

 

SITIOS DE INTERNET

 

Littoral Art. www.littoral.org.uk