La cola de coches tapona la entrada del centro comercial Arroyo Sur. Aguardamos con paciencia. Uno a uno los coches van bajando por la rampa. Llega nuestro turno de descender a los infiernos. Planta menos 1, subterráneo menos 2, subterráneo menos 3. Allí encontramos por fin una plaza libre. Salimos del auto tapizado en gris al gris hormigón de las paredes desnudas. Plaza 543. Hay que memorizar el número para recoger el coche a la salida.
Un ejército de familias con carrito en mano atraviesa los pasillos de evacuación. El ajetreo y el ruido metálico de los carros vacíos se introduce por el acceso Puerta 4. Hay que recordarlo también. El hilo musical se percibe agonizante en el paisaje mortecino del subsuelo. El monóxido de carbono perfuma el ambiente y oprime el pecho.
Por el acceso Puerta 5 entran clientes satisfechos tras el acto consumado de la compra. Llevan los carritos rebosantes de productos. Latas, cajas, plástico, packaging sofisticado que contiene alimentos, bebidas, ropas… cualquier cosa. Después de cumplir el protocolo de llenar el maletero de mercancías, los clientes depositan obedientes los carros vacíos en hileras reservadas, a la espera de volver a ser usados. Un ir y venir constante.
En medio de este torbellino nos cobijamos en la lectura serena de uno de los pasajes del libro Fin de ciclo. Financiarización, territorio y sociedad de propietarios en la onda larga del capitalismo hispano (1959-2010). Leemos atentamente tratando de esclarecer alguna cosa con respecto al lugar donde estamos, Algo que nos de pistas de hacia donde dirigir nuestra energía en el costoso trabajo de deambular por el suburbio.
No hay lugar para una reforma desde arriba. Si una vez hubo la posibilidad de un programa de reformas que pusiese los aparatos del Estado al servicio de un proceso real de distribución de la riqueza, actualmente esta vía parece cerrada. No es esperable, ni a escala europea mi a escala internacional, ninguna gran reforma del capitalismo vigente, similar a la que representaron los planes Keynesianos de las décadas de 1930 y 1940. Esto quiere decir que no existe siquiera una contraparte capitalista orientada a la reforma del actual régimen de acumulación. La relación de fuerzas que compone los equilibrios políticos de los aparatos estatales ha basculado completamente hacia la facción financiera de las élites capitalistas. De hecho, el neoliberalismo, con toda su retórica antiestatalista, no es otra cosa que la estrategia ideológica y política de conquista del Estado por parte de los centros financieros.
Fin de ciclo. Financiarización, territorio y sociedad de propietarios en la onda larga del capitalismo hispano (1959-2010). Isidro López y Emmanuel Rodríguez (Observatorio Metropolitano). Traficantes de sueños. Madrid, abril 2010
La megafonía anuncia la oferta de la semana y pone fin a nuestra lectura. Un niño llora desconsolado en un cochecito. Un viejo es ayudado a bajar del monovolumen. Familias enteras se amontonan en el parquing con sus compras recién adquiridas. Grupos de adolescentes se suman al trajín y se citan aquí para recoger sus coches. El ritual de todos los sábados.