Exploración #2 Santiago de Chile – Barcelona
Sábado 28 de noviembre 2020
Crónica de un caminar juntos hasta la Plaza de la Dignidad
Desde los símbolos de poder político de la Moneda y religioso de la Sagrada Família comenzamos el pasado sábado un recorrido cruzado entre Santiago de Chile y Barcelona de la mano de Enrique Venegas y TUP.
El relato de lo que viene a continuación describe un escenario repleto de acontecimientos y luchas por la libertad de los pueblos chilenos y catalanes. La ciudad es como un libro abierto que nos habla de las miradas que sobre ella se proyectan desde un tiempo pasado y que confluyen en el presente de un modo vertiginoso. La historia es mera ficción para el futuro de lo que permanece en el común. Atrás queda el golpe de estado chileno, la catedral de los pobres en Barcelona, las avenidas que reúnen los departamentos que gobiernan todo Chile desde la centralidad de las inmediaciones de la Moneda y el eixample burgués proyectado por Cerdà convertido en un destino hotelero de lujo con el Passseig de Gracia como testimonio de grandes manifestaciones.
La historia congelada y hecha piedra se levanta monumental para acoger a los miles de visitantes y turistas que cada año llegan a la Sagrada Familia; ahora su aspecto es completamente diferente, desaparecieron las colas, los restaurantes y las tiendas de souvenirs cerraron. Tan solo la tienda museo del Barça en la confluencia de la calle Marina con Mallorca permanece abierta para recordarnos que el futbol será lo último que se clausure. En Santiago el centro está condonado de cámaras de vigilancia que al igual que las dispuestas alrededor del templo registran el vacío de las calles circundantes para dar testimonio del alcance de la pandemia y ejercer el control del espacio público. Los carabineros patrullan los accesos al edificio de La Moneda, la seguridad privada y la Guardia urbana rondan las inmediaciones del templo expiatorio y nos recuerdan que no estamos en un territorio neutro. Los espacios de alta representatividad son ahora espacios custodiados, vigilados y blindados por el poder. A un lado y otro del globo asistimos con pequeñas diferencias a un lenguaje que se replica a lo largo de la historia de la contemporaneidad y a la respuesta ciudadana frente a los abusos de una élite que se reproduce a sí misma. No en vano hemos atravesado la lujosa avenida del Passeig de Gràcia barcelonés, sede actual de primeras firmas y aparador de lujo para los cruceristas que llegaban al puerto, para descender finalmente hasta la Plaza de la Dignidad. La antigua Plaza Italia en Santiago toma mayor relieve si cabe vista desde esta parte del mundo al visionar en nuestra pantalla los muros repletos de poemas, consignas y gráficos que desbordan el estallido popular depositado en la construcción de un nuevo país. Nos trasladan al ajetreo que tuvo la Plaça dels Indignats, cuando se levantó el movimiento del 15-M desde su epicentro en la hoy desolada y gélida Plaça de Catalunya.
Los lugares permanecen pacientes a las insurreciones que están por venir, tan solo el poder se apresura a mantenerlos bajo control, vacíos de significado, despojados de esperanza. Las imágenes de estas plazas dieron la vuelta al mundo y lo volverán a hacer lejos de los focos de la ciudad neoliberal que solo registra la violencia que en ellos se pueda desatar. Los videos del brutal desalojo de la Plaça dels Indignats en Barcelona se convirtieron en virales y fueron a su vez objeto de propaganda que el mismo sistema alentó en diseminar para sofocar aquí y allá la dignidad de los pueblos, apagar levantamientos y violentar el mundo.
En nuestra retina han quedado fijados los brillos de las paredes y afiches de los últimos levantamientos en Chile. Santiago está todavía ardiendo, hoy sábado fin de noviembre la temperatura aprieta en la capital chilena, el calor de la Plaza de la Dignidad nos alcanza y arropa en esta fría tarde de otoño barcelonés. Al calor de las revueltas caminamos juntos atravesando la ciudad por las calles entre destellos de luces y promesas de mundos que están por venir. Somos un mismo cuerpo planetario despertando de un largo letargo.
