Way Out #2 Compostela – Montserrat
Santuarios cercados.
Peregrinaje, viaje espiritual y sacralidad de los lugares.
Exploración simultánea desde los santuarios de Santiago de Compostela y de Montserrat.
En Compostela el turista asume la condición de peregrino, se despoja de su servitud. Fruto del relanzamiento del Camino jacobeo en la década de los 90 y de su inclusión en la Lista de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 93, las diferentes rutas a Santiago son susceptibles de convertirse en recurso económico y el Camino morir de éxito. Este es el destino de la cultura en la era de la globalización, nada escapa a la industria.
No obstante se distinguen muy bien a los peregrinos del resto de los visitantes, están movidos por otro espíritu; pervive en ellos por motivos religiosos o de superación personal, un modo diferente de estar. El peregrinaje a Santiago es un tiempo de excepción, recogimiento e interiorización del viaje y del espacio que es la plaza del Obradorio, fin y meta del peregrino. En la misma plaza flanqueando la catedral se encuentra el Hostal de los reyes católicos, lugar de acogida y hospital de peregrinos erigido en el siglo XVI para auxiliar a los enfermos. Hoy reconvertido en un vistoso parador nacional y hotel de cinco estrellas, cobija a viajeros bien distintos. Igual ocurre con el convento de San Francisco cuyo origen extramuros se remonta al siglo XII transformado en hotel monumento, como con otras hospederías del Camino. Este giro no es casual, tampoco la apropiación por parte del poder del simbolismo de la tradición jacobea.
Pocos días antes de la festividad de Santiago la ostentación del poder sobrevoló la plaza del Obradoiro. Bajo la mirada atónita de cientos de peregrinos aviones de las fuerzas armadas hicieron vuelos rasantes sobre el espacio. La presencia militar anunciaba lo que vendría el 25 de julio día de la festividad de Santiago, en el que el centro de la ciudad fue tomado por un despliegue de fuerzas especiales. La maniobra, propia de las películas de Hollywood, impactó en los peregrinos, turistas y visitantes que indignados no podían acceder al perímetro de calles que rodea la catedral. El encierro duró hasta las dos y media de la tarde. El Obradoiro custodiado por un dispositivo de alta seguridad desde primera hora de la mañana, garantizaba la llegada y salida de los reyes y de todo un séquito de autoridades para asistir a la misa privada de las doce del mediodía. La catedral fue precintada para uso exclusivo de una élite que ni son turistas ni peregrinos. La indignación popular fue en aumento a medida que transcurrían las horas. El gentío se acumuló frente a la valla que cerraba el paso por el flanco a la plaza desde el colegio de san Jerónimo, fue este paso el último que se abrió. A los pocos minutos de retirarse la multitud inundó de nuevo el espacio, la plaza volvió al dominio público.
Igual que Santiago el santuario de Montserrat es visitado por miles de turistas y peregrinos. La devoción popular ha querido hacer de su virgen negra la patrona de Catalunya. La montaña como centro de espiritualidad ha albergado a lo largo del tiempo a eremitas y monasterios. La sacralidad de la naturaleza se hace evidente en la peculiar formación rocosa de la orografía de la montaña, que invita al recogimiento. Pese a las altas temperaturas la llegada de visitantes no cesa durante todo el día hasta llegar a colapsar el acceso en coche. Llegar hasta el santuario y el camarín de la virgen es parte de la liturgia diaria de miles de personas que se acercan a esta montaña. Bajo un sol sofocante, en la calurosa tarde del 24 de julio la presencia de gente en la plaza de acceso a la basílica era escasa. Los turistas prefieren resguardarse del calor y aprovechar las horas de la mañana o de la tarde para visitar los lugares de culto como la Santa Cova, Sant Miquel y las pequeñas ermitas que alberga la montaña de Montserrat. Sin embargo, esta tarde un cordón de seguridad de agentes forestales rodea todo el recinto del monasterio cerrando el acceso de los visitantes al parque natural de la montaña de Montserrat.
Llevamos unas semanas de calor extremo y el riesgo de incendios forestales se ha multiplicado. En distintas partes del planeta y sin una aparente conexión, se han sucedido incendios devastadores en una dimensión desproporcionada y desconocida hasta el momento. En Canadá, en Australia, en Grecia y en California los incendios han destruido grandes extensiones de bosques con una gran virulencia. Ante este riesgo las autoridades han sellado el acceso a todas las áreas naturales protegidas y han limitado la circulación innecesaria a zonas boscosas.
Esta sensación evidente de vulnerabilidad del entorno natural nos sobrecoge y condiciona nuestra visión colectiva ante las amenazas debidas al calentamiento global. El valor de la relación con la naturaleza y la condición que nos integra en ella, se ha vuelto también leve y frágil. Así como en Compostela se selló el acceso de los peregrinos al santuario, en Montserrat ha sucedido todo lo contrario. Estos han quedado encerrados en su perímetro sin poder acceder al importante espacio natural que lo rodea.
La condición de peregrino está ligada a la errancia a la vulnerabilidad y al contacto directo con lo sagrado sin intermediarios. Peregrinar es dejar nuestro hogar y migrar a la búsqueda del encuentro con lo Divino. Las etapas y destinos están abiertas a encontrar lo imprevisible sin posibilidad de elección. Sin embargo, parece que de peregrinos hemos devenido en custodios. La vulnerabilidad no está únicamente en nosotros sino en todo lo que nos rodea. Y esta fragilidad nos obliga a otras formas de compromiso y responsabilidad que no atendíamos. Es una elección que no admite fisuras, debemos proteger los lugares Santos que la tradición ha perpetuado y santificar nuestra relación con la vida. Los modos de ejercerlo no son otras que la desocupación de lo innecesario y la salvaguarda de lo que protege la salud, la libertad y la consciencia.
Way Out #2 Compostela – Montserrat
Santuaris encerclats.
Pelegrinatge, viatge espiritual i sacralitat dels llocs.
Exploració simultània des dels santuaris de Santiago de Compostel·la i de Montserrat.
A Compostel·la el turista assumeix la condició de pelegrí, es desposseeix de la seva servitud. Fruit del rellançament del Camí jacobeu a la dècada dels 90 i de la seva inclusió a la Llista de Patrimoni de la Humanitat per la Unesco l’any 93, les diferents rutes a Santiago són susceptibles de convertir-se en recurs econòmic i el Camí morir d’èxit. Aquest és el destí de la cultura a l’era de la globalització, res no escapa a la indústria.
No obstant això, es distingeixen molt bé els pelegrins de la resta dels visitants, estan moguts per un altre esperit; hi perviu per motius religiosos o de superació personal, una manera diferent de ser-hi. El pelegrinatge a Santiago és un temps d’excepció, recolliment i interiorització del viatge i de l’espai que és la plaça de l’Obradori, fi i fita del pelegrí. A la mateixa plaça flanquejant la catedral hi ha l’Hostal dels reis catòlics, lloc d’acollida i hospital de pelegrins erigit al segle XVI per auxiliar els malalts. Avui reconvertit en un vistós parador nacional i hotel de cinc estrelles, aixopluga viatgers ben diferents. Passa el mateix amb el convent de San Francisco l’origen del qual a extramurs es remunta al segle XII transformat en hotel monument, com amb altres hostatgeries del Camí. Aquest gir no és casual, tampoc l’apropiació per part del poder del simbolisme de la tradició jacobea.
Pocs dies abans de la festivitat de Sant Jaume l’ostentació del poder va sobrevolar la plaça de l’Obradoiro. Sota la mirada atònita de centenars de pelegrins avions de les forces armades van fer vols rasants sobre l’espai. La presència militar anunciava el que vindria el 25 de juliol dia de la festivitat de Sant Jaume, en què el centre de la ciutat va ser pres per un desplegament de forces especials. La maniobra, pròpia de les pel·lícules de Hollywood, va impactar als pelegrins, turistes i visitants que indignats no podien accedir al perímetre de carrers que envolta la catedral. La tancada va durar fins a dos quarts de sis de la tarda. L’Obradoiro custodiat per un dispositiu d’alta seguretat des de primera hora del matí, garantia l’arribada i la sortida dels reis i de tot un seguici d’autoritats per assistir a la missa privada de les dotze del migdia. La catedral va ser precintada per a ús exclusiu d’una elit que ni són turistes ni pelegrins. La indignació popular va anar augmentant a mesura que transcorrien les hores. La gentada es va acumular davant de la tanca que tancava el pas pel flanc a la plaça des del Colegio de San Jerónimo, va ser aquest pas l’últim que es va obrir. Al cap de pocs minuts de retirar-se la multitud va inundar de nou l’espai, la plaça va tornar al domini públic.
Igual que Santiago, el santuari de Montserrat és visitat per milers de turistes i pelegrins. La devoció popular ha volgut fer de la seva verge negra la patrona de Catalunya. La muntanya com a centre d’espiritualitat ha albergat al llarg del temps eremites i monestirs. La sacralitat de la natura es fa evident en la peculiar formació rocosa de l’orografia de la muntanya, que convida al recolliment. Tot i les altes temperatures, l’arribada de visitants no cessa durant tot el dia fins a col·lapsar l’accés amb cotxe. Arribar fins al santuari i el cambril de la Mare de Déu és part de la litúrgia diària de milers de persones que s’acosten a aquesta muntanya. Sota un sol sufocant, en la calorosa tarda del 24 de juliol la presència de gent a la plaça d’accés a la basílica era escassa. Els turistes prefereixen resguardar-se de la calor i aprofitar les hores del matí o de la tarda per visitar els llocs de culte com la Santa Cova, Sant Miquel i les petites ermites que acull la muntanya de Montserrat. Tot i això, aquesta tarda un cordó de seguretat d’agents forestals envolta tot el recinte del monestir tancant l’accés dels visitants al parc natural de la muntanya de Montserrat.
Portem unes setmanes de calor extrema i el risc d’incendis forestals s’ha multiplicat. A diferents parts del planeta i sense una aparent connexió, s’han succeït incendis devastadors en una cdimensió desproporcionada i desconeguda fins ara. Al Canadà, a Austràlia, a Grècia i a Califòrnia els incendis han destruït grans extensions de boscos amb una gran virulència. Davant d’aquest risc, les autoritats han segellat l’accés a totes les àrees naturals protegides i han limitat la circulació innecessària a zones boscoses.
Aquesta sensació evident de vulnerabilitat de l’entorn natural ens esglaia i condiciona la nostra visió col·lectiva davant les amenaces degudes a l’escalfament global. El valor de la relació amb la naturalesa i la condició que ens integra, s’ha tornat també lleu i fràgil. Així com a Compostel·la es va segellar l’accés dels pelegrins al santuari, a Montserrat ha passat tot el contrari. Aquests han quedat tancats al seu perímetre sense poder accedir a l’important espai natural que l’envolta.
La condició de pelegrí està lligada a l’errancia a la vulnerabilitat i al contacte directe amb allò sagrat sense intermediaris. Peregrinar és deixar la nostra llar i migrar a la recerca de la trobada amb allò Diví. Les etapes i destinacions estan obertes a trobar allò imprevisible sense possibilitat d’elecció. Tanmateix, sembla que de pelegrins hem esdevingut custodis. La vulnerabilitat no és únicament en nosaltres sinó en tot allò que ens envolta. I aquesta fragilitat ens obliga a altres formes de compromís i responsabilitat que no ateníem. És una elecció que no admet fissures, hem de protegir els llocs sants que la tradició ha perpetuat i santificar la nostra relació amb la vida. Les maneres d’exercir-lo no són altres que la desocupació del que és innecessari i la salvaguarda del que protegeix la salut, la llibertat i la consciència.